¿Cómo comencé a viajar yo? Resumidamente me subí por primera vez a un avión a los 24 años y, aunque nunca dejo de tenerles miedo, supe que lo iba a hacer siempre. Viajé mucho mucho y después me quedé embarazada de mi hija Carmela y pensé que la vida se me terminaba, y chicos, déjenme decirles, la vida comenzaba.

Llevar a un hijo/a de viaje, y que el viaje no sea uno de los que estamos “acostumbrados” es un riesgo que no muchos quieren tomar. Como ya sabemos, los chicos se enferman, se cansan, se portan “mal” y la verdad es que desde mi experiencia personal, haber decidido no dejar de viajar, y llevarla a planes que no son los “convencionales” ha sido de las experiencias más desafiantes pero felices al mismo tiempo.
Un día, post pandemia, le dije a mi pareja: “Vamos a España a visitar amigos”. Y él me dijo que sólo podía 20 días, mientras yo un mes. Yo me fui antes y nos encontramos allá.
Y así fue cómo emprendí mi primer viaje con una nena de 2 años, quien no se había subido a aviones de larga distancia y quien nunca había viajado tan lejos.

Nuestro itinerario a solas fue: Madrid, Asturias y Alicante, donde tenía amigos que quería visitar. La experiencia fue una de las mejores de mi vida. Luego seguimos por Italia y el norte de España donde se sumó el Papá a la experiencia.
Viaje sin botiquin, viaje confiada, viajamos livianas de equipaje, viajamos juntas y seguras que nos teníamos una a la otra, yo confiaba en ella, ella confiaba en mí y así fue como despertamos el amor por viajar juntas.
Es cierto, hay muchas cosas que quizás tenés que limitar o adaptar, al final el viaje también lo tienen que disfrutar los más chicos, pero con un coche, y más a los dos años, creo que no es imposible.

A partir de ahí, nuestra hija vive pensando en aviones, menciona España y otras partes del mundo como si fueran muy familiares y yo, orgullosa, me alegro cada día más de la decisión que tomamos con el Luciano ese Marzo cuando sacamos los pasajes para junio. Porque no sé si ella se va a recordar algo de ese viaje, lo que sí sé, es que los momentos vividos junto a mi bebita quedarán para siempre en mi retina y mi corazón.

Desde la emoción con la que subió a ese avión por primera vez, hasta haberla visto comer pastas en una feria en Florencia, todo quedará para siempre en mi corazón.
Este fue el inicio de muchos viajes juntas, que les contaré con el correr de las semanas, pero si algo les quiero dejar, es que esa felicidad es muy difícil de encontrar.
¿Y ustedes disfruten de viajar con niños?
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